Bueno y
santo no hay uno solo en esta tierra, si bien es cierto podemos hacer cosas buenas
como compartir con los demás, hacer obras de caridad, tener amor por el prójimo etc., pero eso no significa que seamos totalmente buenos, debido a que nuestra
naturaleza humana es de origen pecaminosa en acción, pensamiento y
obras.
Nuestro
enfoque debe ser perfeccionarnos en santidad, una determinante en nuestra vida
debe ser el ser intencionales para poder vivir en santidad, en el proceso el Espíritu
Santo nos ayuda en nuestra debilidad (2 corintios 12:9)
La
palabra de Dios nos limpia de todo pecado y es lámpara a nuestros pies, es luz a
nuestra vida por ende nos ayuda en poder andar en santidad, pero nosotros mismo
tenemos la potestad de resolver nuestra manera de vivir tratando de ser un
obrero aprobado si nada de que avergonzarnos.
Estando
en santidad todo lo que oscuro se transforma a luz, lo que este seco reverdecerá,
lo que está muerto vivirá.
El ser
interior va a florecer si nos ministramos en santidad, el que ande como torpe
en el camino no se extraviara, la santidad es no hacer lo malo y hacer lo que
Dios nos manda hacer.
Cuando
dudo, cuando pierdo la fe, cuando me airó, eso me saca de santidad, por eso
debemos saber manejar nuestras emociones, para evitar desviarnos de la
divinidad, resistir a las obras de la carne nos permitirá vivir sin peso, en
luz, en prosperidad y en un diseño de eternidad.
Dios escribió
todas las buenas obras para que andemos en ellas correctamente, debemos
enfocarnos una y mil veces en las cosas de Dios para estar y permanecer en
santidad.
Estar
en santidad es seguridad, nos trae sanidad al cuerpo, a la mente, a las
emociones, la santidad requiere obediencia a la palabra de DIOS.
Versículos
de estudios: 2 corintios 7:1, 1 Pedro 1-16:16, hebreos 12:14