La oración es la herramienta más poderosa que Dios nos ha dado para poder
ingresar a conexiones sobrenaturales junto a él.
La palabra oración en lo natural significa la acción de orar mental o
vocacional mente a una divinidad, sin embargo, la oración que nos doctrina la
biblia a través de la palabra de Dios es un dialogo dadivoso y sincero con
nuestro ABBA padre, donde fluye la conexión divina hacia nosotros.
A Dios le place poder escucharnos, que nos acerquemos confiadamente ante el
trono de su gracia y poder hablar con él, es ahí en ese momento cuando
manifestamos la plenitud del Padre en nosotros, para eso debemos tomar en
cuenta 5 parámetros esenciales de la oración.
Primero, debemos orar únicamente a Dios, a nadie más, no debemos orar a otro ser
ni cosa hecha por la mano del hombre los cuales son dioses ajenos o imagen (santos
de yeso, madera o piedra), como lo indica su palabra en Éxodo 20:3-5.
Segundo, la oración activa el Espíritu Santo, es una de las maneras en la cual
podemos acercarnos más a Dios, al activarse el Espíritu Santo de Dios el
regenera nuestro espíritu y da testimonio de nosotros, nos guía, nos consuela, nos
limpia, nos purifica, nos llena, nos aparta de tinieblas, y manifiesta la
gracia y favor del Padre en nosotros.
De igual manera el Espíritu Santo de Dios nos ayuda en nuestra debilidad, intercede
por nosotros, escudriña nuestro corazón, y nos manifiesta en santidad, como lo
indica su palabra en Romanos 8:26-27.
Tercero, la oración fluye, mientras más nos sumergimos en
todo tiempo, lugar y espacio menos reserva habrá en nosotros, será un dialogo
constante sin desconectar la presencia de Dios en nosotros y el fuego del Espíritu
ardera permanentemente.
Cuarto, la oración es una habilidad para poder vencer nuestros temores, combatir
nuestras emociones y aun poder reprender las asechanzas del enemigo.
Cinco, debemos ser intencionales en la oración, esto significa que debe surgir en
nosotros un deseo de poder entrar en intimidad con Dios, de esa manera podremos
fortalecernos en la medida de nuestra premeditación orando en todo tiempo y
suplicando al Espíritu la perseverancia nuestra para lograr la santidad, como
lo indica su palabra en Efesios 6:18.
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