martes, 2 de abril de 2024

Dones

Los dones son una herencia de Dios con propósito. 

Todos los seres humanos nacemos con dones dados por nuestro ser supremo “Dios”, esto para que nosotros sepamos administrarlos conforme la multiforme gracia de Dios. (1ra de Pedro 4:10).

Debemos escudriñar entre nosotros mismos cuales son los dones que poseemos para saber cultivarlos y hacer que esos dones den frutos en abundancia.

¿Cómo podemos conocer nuestros dones? Primero que todo debemos ser obedientes a la palabra de Dios, para que sea el mismo Espíritu Santo que nos revele a nosotros mismo que hay dentro de nosotros y poder ministrar los recursos dados como dones espirituales, dones de sabiduría, talentos, capacidades entre otros.

Cada don que podamos encontrar en nosotros debemos hacer de ellos un deleite a la manera de Dios, ¿Cómo es eso?, pues sencillo, debemos hacerlos con un propósito que sea agradable a quien nos los dio por gracia y favor.

Los dones espirituales fortalecen nuestra persona y ayudan a servir al señor y a los demás.

Un don sin propósito es un don que no prospera, pueda ser que veamos buenos momentos, frutos que parecieran buenos, pero terminara como la arena mojada que se cae entre nuestras manos, en cambio un don con propósito es aquel que lleva la aprobación y el sello de Dios, es un don que prevalecerá siempre mientras Dios tenga su mano y cobertura en él, será de abundancia, para bendición propia y de otros, con ensanchamiento y progreso, es una siembra que da cosecha abundante, inimaginable, sostenible, fortalecida y sobre todo viva.

Haz que siempre valga la pena el don que hay en ti, fortalécelo con la fiel obediencia a Dios quien es el que da y el que quita, el que llena de abundancia y bendice todo esfuerzo en su nombre.

Te invito a que hagas una oración, pidas a Dios te revele tus dones y agradezcas por lo que se te ha dado para el propósito del reino y haz que sea de fructificación para tu vida.

1ra de Timoteo 4:14, Mateo 25:15, 1ra de Corintios 12:4, Éxodo 31:3, 1ra de Corintios 7:7

lunes, 13 de noviembre de 2023

Santidad para correr, vencer y finalizar la carrera.

El apóstol Pablo dijo, “he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la Fe” (2 Timoteo 4:7).

Cuando hablamos de una carrera, el que va a correrla con profesionalismo se prepara, se entrena, obtiene disciplina, se esfuerza, se mentaliza, porque es una competencia que requiere de muchos ímpetus. En cuanto a la carrera espiritual sucede lo mismo con el plus de que tenemos un Coach, un preparador del más alto nivel y un entrenador que nos guía constantemente su nombre es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Para poder desarrollarnos a vencer en la carrera debemos tener en cuenta dos aspectos muy importantes:

Primero, despojarnos de todo peso.

El peso se refiere a todo estorbo que tengamos en nuestra vida que nos obstaculizará para permanecer santos, evita que avancemos y alcancemos la meta de lo que Dios quiere hacer en nosotros. Es todo aquello que no nos está edificando y nos distrae del propósito divino (ejemplo: Pasar mucho tiempo en cosas que no edifican, darle más importancia a dedicar nuestro tiempo a cosas banales, el orgullo, la queja, el egoísmo, pereza, amargura, etc.).

Segundo, despojarnos de todo pecado.

El pecado sigue siendo tan destructor como siempre, no permite que corras la carrera por nada, lo peor de todo es que crea una separación entre nosotros y Dios, no le gusta los entrenadores, solo quiere dejarte correr vacíamente sin ninguna expectativa de llegar a la meta. El pecado es errar al blanco por eso debemos mentalizarnos, prepararnos y accionar en hacer solamente la voluntad de Dios y la victoria de la carrera viene por añadidura.

Versículos de estudios: Juan 15;5, 1 Juan 1:6-7, Efesios 4:22, 1 Pedro 2:1, Colosenses 3:5-10

La santidad la manera light de vivir


Bueno y santo no hay uno solo en esta tierra, si bien es cierto podemos hacer cosas buenas como compartir con los demás, hacer obras de caridad, tener amor por el prójimo etc., pero eso no significa que seamos totalmente buenos, debido a que nuestra naturaleza humana es de origen pecaminosa en acción, pensamiento y obras.

Nuestro enfoque debe ser perfeccionarnos en santidad, una determinante en nuestra vida debe ser el ser intencionales para poder vivir en santidad, en el proceso el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad (2 corintios 12:9)

La palabra de Dios nos limpia de todo pecado y es lámpara a nuestros pies, es luz a nuestra vida por ende nos ayuda en poder andar en santidad, pero nosotros mismo tenemos la potestad de resolver nuestra manera de vivir tratando de ser un obrero aprobado si nada de que avergonzarnos.

Estando en santidad todo lo que oscuro se transforma a luz, lo que este seco reverdecerá, lo que está muerto vivirá.

El ser interior va a florecer si nos ministramos en santidad, el que ande como torpe en el camino no se extraviara, la santidad es no hacer lo malo y hacer lo que Dios nos manda hacer.

Cuando dudo, cuando pierdo la fe, cuando me airó, eso me saca de santidad, por eso debemos saber manejar nuestras emociones, para evitar desviarnos de la divinidad, resistir a las obras de la carne nos permitirá vivir sin peso, en luz, en prosperidad y en un diseño de eternidad.

Dios escribió todas las buenas obras para que andemos en ellas correctamente, debemos enfocarnos una y mil veces en las cosas de Dios para estar y permanecer en santidad.

Estar en santidad es seguridad, nos trae sanidad al cuerpo, a la mente, a las emociones, la santidad requiere obediencia a la palabra de DIOS.

Versículos de estudios: 2 corintios 7:1, 1 Pedro 1-16:16, hebreos 12:14

Santidad es un propósito en nuestra vida.

 

La santidad es llegar a ser santos teniendo como modelo la vida de Jesús, quien no peco más enseño la manera de como caminar y vivir en santidad.

Alinear nuestros pensamientos y acciones a la palabra de Dios es un proceso de limpieza de manera intencional (para ver sus promesas), sin santidad nadie podrá ver a Dios.

El despojarnos así mismo de nuestra vieja manera de vivir y poder andar en el espíritu requiere del compromiso de cada uno de nosotros para lograr establecer el reino de Dios en nosotros.

La santidad es por nuestro beneficio, Dios quiere darnos lo mejor en nuestra vida, las buenas obras son necesarias para poder hacer morir al yo mismo de la naturaleza pecaminosa, separarse o apartarse para Dios dejando de pecar tiene un gran valor para la vida eterna.

Si entendiéramos santidad podremos andar en la vida de manera diferente, más ligeros física y espiritualmente, afrontando todo de manera confiada. Entre todo esto nosotros hacemos nuestra parte de andar como Dios exhorta y de lo demás él mismo se encargará.

Filipenses 1:6, estando persuadido de esto, que el que empezó la buena obra en mí, la perfeccionara hasta el día de Jesucristo.

viernes, 29 de septiembre de 2023

LA ORACION

 

La oración es la herramienta más poderosa que Dios nos ha dado para poder ingresar a conexiones sobrenaturales junto a él.

La palabra oración en lo natural significa la acción de orar mental o vocacional mente a una divinidad, sin embargo, la oración que nos doctrina la biblia a través de la palabra de Dios es un dialogo dadivoso y sincero con nuestro ABBA padre, donde fluye la conexión divina hacia nosotros.

A Dios le place poder escucharnos, que nos acerquemos confiadamente ante el trono de su gracia y poder hablar con él, es ahí en ese momento cuando manifestamos la plenitud del Padre en nosotros, para eso debemos tomar en cuenta 5 parámetros esenciales de la oración.

Primero, debemos orar únicamente a Dios, a nadie más, no debemos orar a otro ser ni cosa hecha por la mano del hombre los cuales son dioses ajenos o imagen (santos de yeso, madera o piedra), como lo indica su palabra en Éxodo 20:3-5.

Segundo, la oración activa el Espíritu Santo, es una de las maneras en la cual podemos acercarnos más a Dios, al activarse el Espíritu Santo de Dios el regenera nuestro espíritu y da testimonio de nosotros, nos guía, nos consuela, nos limpia, nos purifica, nos llena, nos aparta de tinieblas, y manifiesta la gracia y favor del Padre en nosotros.

De igual manera el Espíritu Santo de Dios nos ayuda en nuestra debilidad, intercede por nosotros, escudriña nuestro corazón, y nos manifiesta en santidad, como lo indica su palabra en Romanos 8:26-27.

Tercero, la oración fluye, mientras más nos sumergimos en todo tiempo, lugar y espacio menos reserva habrá en nosotros, será un dialogo constante sin desconectar la presencia de Dios en nosotros y el fuego del Espíritu ardera permanentemente.   

Cuarto, la oración es una habilidad para poder vencer nuestros temores, combatir nuestras emociones y aun poder reprender las asechanzas del enemigo.

Cinco, debemos ser intencionales en la oración, esto significa que debe surgir en nosotros un deseo de poder entrar en intimidad con Dios, de esa manera podremos fortalecernos en la medida de nuestra premeditación orando en todo tiempo y suplicando al Espíritu la perseverancia nuestra para lograr la santidad, como lo indica su palabra en Efesios 6:18.   

Palabras de vidas - La oración

Dones

Los dones son una herencia de Dios con propósito.  Todos los seres humanos nacemos con dones dados por nuestro ser supremo “Dios”, esto para...